La semana pasada Warren Buffett envió su carta anual a los accionistas de su Berkshire Hathaway Inc (BRK/A). En esa carta, además de la habitual sabiduría práctica que transmite, Buffett afirma que la mejor inversión de su vida (aparte de sus dos matrimonios) fue el libro «El inversor inteligente» de Benjamin Graham.

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Graham fue profesor de Buffett, y tuvo tal influencia sobre él que éste llamó a su hijo Howard Graham Buffett en su honor.

Algunas de las ideas que Graham desgrana en este libro giran en torno a «Mr. Market», un personaje maniaco-depresivo que se debate entre el optimismo y el pesimismo extremo. El trabajo del inversor es adivinar, al margen del valor de una compañía, cuándo el mercado ofrece chollos y cuándo los precios son inasumibles.

Graham desarrolló un método para evaluar el precio de la acción y de los bonos, estableciendo lo que llamó el «valor intrínseco» de una acción. Los inversores deben calcular también un «margen de seguridad» por si los mercados o la economía caen.

Bloomberg da una lista de grandes inversores que rinden tributo a este libro de 1949. Por ejemplo William Miller, conocido por batir el SP500 15 años seguidos con su fondo Legg Mason Capital Management Value Trust (LMVTX), resume la obra en la siguiente frase: «Según Graham, debes comprar acciones como si  compraras verduras, no como si compraras perfume«. Para él, esta frase lo hizo todo real, emocional e intelectualmente.

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Howard Marks (presidente del Oaktree Capital Group) asegura que se trata de la primera vez que alguien habla de inversiones desde el punto de vista de la conducta (y sería por tanto la primera asunción de Behavioural Economics). Para él la lección más importante de Graham en esta obra es que hay que vender cuando la masa enloquece comprando y comprar cuando se desaniman y venden.

Para David Herro de Harris Associates LP (nombrado gestor internacional de la década en 2010  por Morningstar), el mejor consejo de Graham es establecer el valor de la acción y comprarla cuando tiene descuento, observando el estado de ánimo del mercado.

 

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Aunque aplicase la determinación de valor con métodos algo desfasados (basándose excesivamente en los activos de la compañía y no tanto en el cash flow o en la calidad del producto) la visión de Graham de desmarcarse de la hipótesis del mercado eficiente (base de la especulación en bolsa) resulta sumamente actual. Él no ve la inversión en bolsa como una especulación, sino como un negocio al que se debe aplicar el sentido común. No nos interesa si el mercado es eficiente o no, solo nos interesa su humor.

También debemos a Graham el adagio: «Precio es lo que pagas, valor es lo que recibes».

Benjamin_Graham

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