La libertad de elección de trabajos del alumno en el aula Montessori suscita varias cuestiones recurrentes, la más frecuente es qué ocurre si el niño no se dirige a un área en particular, cómo se puede asegurar que se cumple el curriculum. ¿Cómo controlamos a un alumno libre?

Pues se hace a través de las reuniones/entrevistas/conversaciones personales.

En algún aula (sobre todo en upper elementary) he observado que se llevan a cabo tal y como se hacen las reuniones en las empresas: hasta existe un calendario previo de reuniones, que pueden ser diarias, semanales, o ambas (con distinta duración e intensidad). Incluso en los alumnos que llevan más retraso en algún área, por cualquier razón, se logran «compromisos» o «metas» para asegurarnos de que no se produzcan vacíos en el temario. Creo que una de esta reuniones «formales» cada dos semanas es imprescindible para llevar la gestión de la clase en general y de cada uno de los alumnos con minuciosidad.

También ocurre que otras veces, estas «entrevistas» se pueden llevar de forma que el propio alumno no se da cuenta de que se trata de una reunión, ya que toma la forma de una conversación «informal» mientras busca su siguiente trabajo, o está dando tumbos por el aula observando a los demás, o resuelve alguna otra cuestión con la guía.

Leí hace poco que Amancio Ortega practica con sus empleados los encuentros de dos minutos de pie, que no tiene despacho propio, y que no le gustan mucho las salas de reuniones. Me parece una buenísima idea que cultivemos un estilo de comunicación que no caiga en las pérdidas de tiempo que se experimentan en las reuniones típicas de equipo, e incluso promovería las reuniones caminando, «walk and talk» peripatético y productivo.

Esta modalidad de entrevista «aquí te pillo, aquí te mato», entonces, la aprovechamos para echar un vistazo al diario, preguntar en qué está trabajando, si ha trabajado en lo que (en otro momento) nos dijo que pensaba hacerlo, si necesita algún apoyo, si sabe que otro alumno está interesado en una cosa similar, o que el año anterior realizó tal trabajo sobre ese tema… Esto puede ocurrir dos o tres veces al día o más esporádicamente.

Es importante que la guía lleve un seguimiento escrito de estas reuniones, sean del tipo que sean, y siempre que se extraiga información relevante para el seguimiento académico. Con algunos alumnos mayores o especialmente motivados y responsables no es necesario tener una regularidad intensa, y a ellos se puede ofrecer que soliciten la entrevista en caso de necesitarla. Normalmente tendrán ganas de compartir su trabajo con la guía y mostrar lo responsables que son, y por eso resulta necesario hacer las entrevistas de modo que no sean percibidas como un mecanismo de control que pueda perturbar la motivación intrínseca.

Para que no haya malentendidos, podemos hacer una presentación colectiva de cómo y cuándo son las entrevistas, qué esperamos de ellas, cómo organizar el diario y los trabajos que se quieran mostrar para optimizar el tiempo de la reunión… Podemos colocar junto a la mesa de la guía una lista de alumnos y fechas de reuniones, y una lista de asuntos que se tratan en la reunión, para que puedan prepararsela, por ejemplo:

  • Uso del diario y gestión del tiempo – ¿se cubren todas las áreas?
  • Lista de tareas realizadas/a medias/pendientes – lista de presentaciones recibidas/dadas
  • Calidad y cantidad del trabajo
  • Necesidades, bloqueos, logros, etc.

Además de la gestión del aula, el principal objetivo de las reuniones es la autoevaluación del alumno, permitiéndole observar metacognitivamente sus propios procesos de aprendizaje, y adoptar medidas correctoras a las posibles desviaciones, encontrando soluciones, guiando hacia el convencimiento de lo bueno que es su trabajo si lo realiza con esmero, y siempre desde el respeto y la sugerencia, nunca imponiendo metas u objetivos.

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